jueves, agosto 11, 2005

Allianza

Mi taza de té y el CD de Ramón Mendigorri sonando. No, que no os confunda el apellido, es cordobés. Tan sólo hay que escuchar su guitarra para darse cuenta del duende que sujeta sus composiciones.

Su cd allianza nos muestra un mundo inquieto, lleno de expresividad y de golpes geniales, como nos demuestra en Frenessi o en Wormy. Nos deleita con su guitarra española en el tema 'Para siempre' o 'Mi señora', ese sonido de Ramón que ya no es desconocido para mi, lo que más me emociona de el es eso precisamente. Te atrapa con sus confesiones musicales; con su dulzura acariciando la guitarra. Intimo y personal.

El CD 'Allianza' cuenta con tres voces femeninas en cuatro de sus temas, cada una con su personalidad, ojalá Ramón Mendigorri se atreva un día a poner su propia voz en las composiciones!, queda lanzada la propuesta :) Cuando intuyo la voz de Mendigorri en el tema 'El tunel' pienso para mi... que siga!!

Cuando escucho o leo alguna vez que se le compara con Oldfield pienso en la necesidad que tenemos de etiquetar todo; yo sólo escucho a Ramón, me dejo llevar por su duende y no hay más, dejo que crezca su sonido extraordinario, que avance y me muestre cada día lo que es capaz de hacer. Sonidos limpios, nítidos, con una sensibilidad fuera de lugar que nos muestra majestuosamente en sus composiciones. Destaco un tema, ' Para siempre', cuando lo escucho, no puedo evitar pensar... ahí está! ese es el sonido de Ramón Mendigorri. Genial. Sencillo. Grande.

Gracias Ramón por tu regalo, este cd 'Allianza'. Tus notas estan 'En El Aire'. :)



viernes, agosto 05, 2005

Finito y sin limites (parte II)

Finito y sin limites, de Héctor, me inspiró para contar la historia de una estancia en un monasterio Zen. Encontré el titulo muy apropiado para ello, dejando a parte si es real la historia o no, eso lo dejo a tu juicio ;)

Lo verdaderamente importante es lo que la música despierta en uno muchas veces. En mi la inspiración para contar cosas en este tu blog, mi blog.

Mi sueño en el monasterio zen duraba tres días en los que aprendí muchas cosas de mi misma, y de los demás. A veces uno puede levantar murallas enormes para deshacerse de aquello que no le gusta, aún sabiendo que un día u otro deberá golpearlas si quiere saber donde nos lleva lo que hay tras ellas; cuando esto sucede, tarde o temprano, uno se da cuenta que todo es mucho más sencillo, que lo que tenía importancia ayer hoy ni siquiera lo recuerdas, todo cambia, en cambio, todo fluye, se expande o se contrae, según nuestras medidas.

Bajo mi piel de mujer alegre y fuerte, está mi fragilidad, mi tristeza, mi debilidad... y muchas veces veo más mi lado negativo que el positivo. Eso nos pasa a todos. Intentemos cambiarlo; ver antes lo positivo que lo negativo. Resulta fácil decirlo eh?, lo sé.

El ying y el yang.

Finito y sin limites me lleva al silencio, al espacio, a la solemnidad, al universo; para mi la mejor experiencia que uno puede tener en relación a todo esto es el zen. Para otro será un paseo por el bosque, por la playa, soñando...todo vale! Cada uno en su forma.

Duende, tenemos tanto que aprender! Abre las ventanas hoy y fijate como entra el aire por ellas, sientelo, en tu cara, en tu interior, como si fuera la primera vez que lo sientes, muestrale tu cara más amable e inspira profúndamente.

Finito y sin limites.

martes, agosto 02, 2005

Finito y sin limites (I parte)

Habia pensado en contarte un poco mis vacaciones, sí, he estado paradita estos dias con el blog y ya va siento hora de poner cosas la día y pensé voy a contar mis vacaciones!

Prefiero contar un sueño -o no-

Me despierta de mi sueño un sonido seco, un golpe de madera contra otra, son golpes, tres, pausados, secos... toc! resonando por el recinto... toc! el segundo me despierta del todo... toc! el tercero ya me dice donde estoy.

La sala es amplia, cuadrada, tiene cuatro puertas, situadas en el centro de cada lado del cuadrado, permanecen cerradas y en completo silencio vamos despertandonos las personas que estamos en ella, todo mujeres. Recogemos deprisa y en silencio absoluto nuestras colchonetas, doblamos las sábanas y lo depositamos todo en un pequeño armario situado a nuestras espaldas, en la pared de la sala. A pesar de levantarme de dormir estoy plenamente despierta, es como si me diera cuenta alli mismo de mis cinco sentidos de nuevo, alerta todos, sin perderme detalle. Se abren las puertas y entra el aire fresco de la mañana, aire limpio, aire que agradeces. Tras las puertas otro cuadrado, pero esta vez en forma de pasillo. Imaginate un cuadrado más pequeño dentro de otro mayor. En el espacio que queda en el mayor dormían los hombres, todos despiertos ahora y como nosotras, yendo rápido hacia los lavabos antes de emprender la tarea del día. Todos en silencio.

El aseo personal es rápido, consciente de que son varias personas que han de pasar por allí y que a las siete de la mañana debemos estar todos listos, nos apresuramos, pensando en los demás. Es curioso, pero cuando haces las cosas pensando en los demás, la fluidez es algo increible, es como una máquina bien engrasada y que va a las mil maravillas! tan sólo pensando en los demás!. Ese es el espiritu del Dojo.

Son las siete de la mañana, y otro sonido de campana...gong! nos anuncia que debemos estar en nuestro sitio. Voy a por mi 'zafu' y me coloco en el, al igual que el resto de gente. Sigue el silencio, tan sólo roto por algún estornudo o alguien que tose. Pedro nos indica con los golpes de sus bastones la hora de sentarnos, de cara a la pared, posición de loto -o medio loto-, y empieza la meditación.

Alguien dijo: 'Si alguien te pregunta qué es el verdadero Zen, no hace falta que abráis la boca para explicarle. Mostrad todos los aspectos de vuestra postura. Entonces el viento de primavera soplará y hará que se abra la maravillosa flor del ciruelo. Daichi Sokei'.

El zen es simplemente sentarse, el zen es simplemente zazen, la práctica del zazen. Zen significa comprender la esencia del universo; za, sentarse sin moverse, como una montaña.

No nos damos cuenta de lo mal que respiramos hasta que ponemos todo nuestro ser en ello, es curioso, algo que deberia importarnos sumamente, lo hacemos mecanicamente y mal, y nos pasa desapercibido! el zazen es lo primero que me enseñó, a contar mis propias respiraciones, fijandome en como respiraba, con mi columna vertebral empujando hacia el cielo.

Pasados veinte minutos, llega el paseo o kin hin, para desentumecer las piernas, para comprobar que en nuestra vida cotidiana no nos fijamos en cómo pisamos la tierra. Realmente te das cuenta de muchas cosas!. Diez minutos y vamos a desayunar. En silencio. Las cucharillas, las tazas, el olor a pan tostado, a café, a té... sólo en silencio podemos darnos cuenta de todo esto, fué el despertar de mis sentidos el permanecer en silencio. No habría otra forma de controlar a 60 personas si no fuera así!

Llega la hora del dojo, del trabajo en conjunto de todo el zendo, unos nos ocupamos de unas cosas y otros de otras, según hayamos decidido antes de empezar la estancia de tres dias en el monasterio. Este dura una hora. Pasada esa hora, llega el paseo, el poder andar por el zendo, en el interior o exterior, pero siempre con la mente puesta en la práctica del zen. Tras media hora de paseo, vuelta al zendo, mi zafu conmigo y Pedro de nuevo golpea sus baras para indicarnos que empieza la meditación. veinte minutos, inspirando...expirando, notando la tensión en tus piernas y tu espalda, sintiendo la respiración de tu compañero/a, escuchando los pasos del maestro detras de ti en la ceremonia del kyosaku -paf! paf!- sin dejar la sonrisa a pesar del dolor de tus piernas, de tu tensa espalda, sudando, desviandote del pensamiento principal muchas veces, tu propia respiración! veinte minutos -toc! toc!- Kin Hin... diez minutos de desentumecer las piernas, de notar el suelo bajo tus pies como nunca lo has notado, caminando al compás de tu respiración, a un ritmo muy suave, todos a un mismo compás, siguiendo la ruta que marca el cuadrado del zendo, como un baile muy suave y bello en silencio, aunque todo está lleno de sonidos; los pies, las ropas, los pájaros, las respiraciones...-toc!-

Tres dias en completo silencio, compartiendo habitación, comida, baños, casa, momentos... todo en silencio. Ahora, mientras detallaba estos momentos, lo hacia acompañada de la música de Héctor Corcín, Finito y sin limites.

Ah!... igual te aburro con todo esto! Estas ahí en silencio y yo aqui sin parar de escribir mis sueños - o no!- será mejor que lo deje!

Pero mis vacaciones han sido eso, un dejarlo todo a parte, ordenador, la vida estresante, el no parar, por unos dias en la playa, observando los pájaros, a mi misma, mi alrededor, y disfrutándolo mucho. El silencio siempre va conmigo de una forma u otra. No lo parece no? ;)

(continuará...¿? dimelo tu!)