jueves, octubre 27, 2005
Comité de sabios
Hace un par de dias, hablaba con un compositor por teléfono, y me comentaba que había llegado a un punto en que no sabía si dejar de componer y dedicarse a otra cosa, dado el estado, lamentable, en que se encuentra la promoción y distribución de sus trabajos en este páís ( por no hablar ya de que una discográfica se interese).
Escuchar esto en voz de uno de los compositores que más admiro me creó un estado de cabreo que no os lo podeis imaginar. Pensar que hay tanta gente que desconoce una serie de compositores musicales impresionantes, y lo que es peor aún, que las emisoras convencionales pasen por alto todo este movimiento, me entristece. Me entristece y me cabrea (perdón por la expresión, no encuentro otra).
Se crean comités de sábios para televisión, para que a los niños no les afecte lo que en ellas sale, que no se digan tacos, ni hieran sensibilidades, y se supone 'no reciban negatividad y malos modos en ese medio'. En cambio en las radios convencionales de nuestro país ( menos tres programas contados) no se crea dicho comité para que 'vigilen' la calidad y variedad de lo que se nos ofrece a los oyentes. Curiosos sábios tenemos en este país.
Sabios que se llenan los bolsillos a base de bombardeos promocionales de intereses, de programas encapsulados hacia lanzamientos con fecha de caducidad, de 'creatividad cero' ante un mando a distancia, de iconos que se convertirán en juguete roto... es un sin fín. Entristece.
Mientras, músicos con grandes ideas, productores con gente valiosa en sus manos, directores de programas con ideas, escritores con un talento increible... callan y doblan servilletas de papel en cafeterias, mirando la sección de empleo de algún periódico. Desesperados y hundidos con sus experiencias.
Quizá por esto decidí mirar hacia una alternativa. Cansada de mirarme el ombligo. Aqui me hallo, en internet, libre y sin presiones de sabios moralistas. Tal vez mi idea quede en el saco roto de los chillidos convertidos en ahogo suspendido, pero no me importa, por ahora no estoy falta de voz y de compañía.
Quien sabe, a lo mejor pasa algo; algo tiene que pasar.
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10 comentarios:
Por mi experiencia personal puedo decirte que 9 de cada 10 músicos en algún momento de sus vidas se han planteado seriamente el abandonarlo. A todos nosotros nos ha pasado alguna vez; tenemos nuestras vidas, nuestras ocupaciones, nuestros intereses, aficiones, pasiones, y en algún momento se acumulan las circunstancias y es cuando te planteas: "y todo esto, ¿para qué?".
Somos víctimas de nuestra propia trampa, vivimos en una sociedad que nos exige ser productivos para obtener una fuente de ingresos que a su vez nos permita "ser libres" para poder vivir nuestras vidas. Irónico, ¿verdad?
A los medios les pasa lo mismo, son una industria que, como tal, persigue una rentabilidad. No son mecenas de nadie y a menudo están patrocinados por otros intereses comerciales que poco o nada tienen que ver con la música.
Otro cantar son los medios públicos, los que todos nosotros, directa o indirectamente, ayudamos a financiar y que en teoría están para proporcionar un servicio público.
Los comités de "sabios" con demasiada frecuencia son "demasiado sabios", tanto que suelen pasarse de listos. Una vez más asistimos a un fenómeno inaudito hace años: tenemos que preservarnos de todo mal, somos tan vulnerables que necesitamos de la tutela de estos comités para que no nos afecten los males que nos asedian. ¡Demonios! Yo creo tener criterio suficiente para reconocer qué está bien y me interesa y qué está mal y no me interesa. No deseo que me rescaten cual doncella de cuento de hadas. No deseo que me censuren las cosas previamente. No deseo que me pongan una venda para evitarme "contenidos inadecuados". Entre otras cosas porque nadie me garantiza que el tan docto comité esté facultado para tomar semejantes decisiones.
En fin... El pataleo se demuestra andando. Tu pataleo es patente desde este rinconcito de Internet y desde tu radio. Patalea, patalea, que no cae en saco roto.
Hay mucha calidad oficial no tenemos que buscar por los bajos fondos. A quien no le guste la música que no la escuche. Las minorías siempre quejandose y poco producto de calidad.
Tienes razón, usuario anónimo, yo me conformo con escuchar la calidad "oficial" de los OT's, no necesito nada más. Mejor masticado y bien malo.
Salud.
Ni blanco ni negro. As usual, opto por los grises. Efectivamente hay falta de calidad, tanto en los músicos reconocidos como en los que no, tal y como pasa en la literatura. Mi conclusión básica es que el buen trabajo se encuentra en todos lados, pero el malo canta más cuando sale en televisión. Conozco más de un caso de músico alternativo que se queja amargamente de la falta de reconocimiento a su trabajo, cuando realmente es que su trabajo es una reiteración más de temas más que machacados. Lo minoritario, por serlo, no es siempre bueno. Lo mayoritario, por serlo, no siempre es malo.
Vivimos, por suerte o por desgracia, en un entorno mercantilista, y no solo a lo que a la cultura se refiere. Hoy triunfa el que mejor se vende, o el que se adapta a la tendencia que se vende. Nos guste o no, es así. Hay que nacer para romper muros. No basta con quejarse al estallarse ante el primero. Si tu decisión existencial es hacer lo que quieres hacer, asume que te encontrarás mil muros ante tí, seas músico, escritor, informático o dentista.
Sería un hipócrita si afirmase que la calidad triunfa siempre, porque lo sufro en carne propia. Me queda el consuelo de que yo sé que mi obra, trabajo o como queráis llamarlo es bueno. A veces ganar pequeñas batallas no hace que ganemos la guerra, pero nos permite seguir luchando.
Por mi parte, y como minoritario en casi todo, me sigue encantando que la gente me ponga caras raras cuando hablo de Hisaishi, Battiato o Filio.
El usuario amonio q no tiene nombre pregunta a Roger si crre q es mejor a los O´ts como dice el. q siguiendo tu perfil veo q haces algo
Usuario anónimo, sigue rascando por los 'bajos fondos' :) a veces en ellos hay tesoros que no imaginabas encontrar. Que la inquietud te acompañe (será ella la que te ha traido hasta este weblog? ;)).
Besos.
Philo
el populacho es terrible..... se traga lo que le echen y no protesta... al populacho le gusta a lo que los """"sabios"""" les acostumbran a ver... como en los romanos.. no hemos evolucionado...
Pero siempre hay minorías que se salen de la norma general... Por eso me parece que la vida es maravillosa :D
Hector.
No necesitamos sabios para saber dónde el alma puede estremecerse, dónde elevarse, dónde soñar. Afortunadamente el tiempo suele poner las cosas en su sitio, pero sin lucha jamás hay premio
Érase una vez un músico que desde su local se ensayo componía con una vieja flauta unas melodías que según las notas que tocaba, hacía que sus amigos sintieran una abanico enorme de sensaciones maravillosas. Aquellas melodías, a algunos les daba compañía en su soledad, a otros les iniciaba una gran pasión por la música, a otros les ayudaba a ver con claridad otras ramas del arte, a otros les sacaba de su tristeza, a otros simplemente les ayudaba a pensar. En definitiva, era una música maravillosa que cada vez tenía mas seguidores. Un día, decidió presentar su arte en una compañía discográfica para que todo el mundo pudiera disfrutar de su música. Después de mil peripecias, consiguió que le recibieran. Se acercó a la compañía discográfica mas famosa que tenía a los mejores artistas. En su visita, le atendió un famoso productor quien después de unos 36 segundos observando las ejecuciones del flautista, con un gesto de cara le indicó que lo sentía, pero que no se encontraba dentro de la línea de actuación de la compañía. El artista, se desanimó mucho ya que mientras tocaba observó que el productor era sordo. Se volvió sin mediar palabra para salir de la sala. Justo antes de salir por la puerta se bajó el pantalón, se colocó la flauta en el culo y tras hacerla sonar con un par de pedos, el productor le llamó para proponerle salir en un programa de televisión y grabar un disco alegando que esto último era buenísimo.
El flautista, aunque consiguió tener el culo mas visto de la televisión y ganar mucho dinero, dejó de disfrutar componiendo y sus amigos dejaron de tener el privilegio de sentir las sensaciones que vivían con su música. Tenía los mejores profesores de música acompañándole, un equipo de seis maquilladores que hacía desaparecer las arruguitas de los cachetes de un trasero que salía precioso en la tele con los focos de colores, incluso la gente se daban tortas por besarle el culo. La pena era que nadie llegó nunca a conocer ni su cara, ni su sonrisa ni el sonido de sus melodías.
Acumuló una fortuna pero nunca fue feliz porque el flautista dejó de ser artista desde el día que se bajó el pantalón. Ahora, añora poder expresar, componer lo que le apetezca, dedicar el tiempo a sus inquietudes, crear nuevas melodías, echa de menos las tertulias, la emoción de componer, la impaciencia por ver terminada su canción y las opiniones de sus amigos.
Un artista crea y expresa, no vende. Un artista no puede desanimarse por lo que diga un sordo con corbata de seda roja a cargo de una compañía. Las compañías no valoran arte, sólo hacen balances económicos. Si tienes eso claro...... disfruta de tu trabajo como nadie, camina en la música siempre con pasos seguros y cortos de forma que cada paso que des el pie que mueves quede por delante del anterior. De esa manera, tarde o temprano seguro que llegarás a donde quieras ir. Empezar desde el anonimato no es una desgracia, es un privilegio para los que hoy te conocen. La única pena es para aquellos que no pueden disfrutar de tu arte y esa sí es la verdadera responsabilidad por la que hay que juzgar a los sordos con corbatas.
Para ser feliz no hace falta que te conozcan por la tele. Sé feliz con quienes viven contigo y da lo mejor de ti para quienes en este justo momento te apoyan. Disfruta con tu trabajo, haz lo que te apetezca y si algún día tu música es famosa..... mejor, pero mientras eso llega disfruta de tus creaciones que puedo asegurarte que son maravillosas.
Este cuento lo escribe alguien que se siente orgullos de no haberse bajado los pantalones en su momento y que hoy es feliz cuando alguien disfruta con su trabajo.
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